Tú me enseñaste a querer.

Iba andando por los pasillos del instituto, y de repente suena: "Lo que no ves", su canción favorita. Cierra los ojos y se deja llevar, y sigue andando. No hay nadie y lo agradece porque en ese momento empiezan a caerle lágrimas por el rostro. Llora, esta llorando por él, por la persona que quiere y que no le corresponde, la persona que huyo cuando ella le confeso todo lo que sentía por él.
Y el recuerdo y las palabras vuelven a su mente.
Ese cinco de enero ella estaba sentada en el banco de un parque, esperándolo, le iba a confesar todo lo que tanto tiempo llevaba callando.
Y lo ve, andando hacia donde ella esta sentada, empieza a ponerse nerviosa.
Antes de que digas nada, déjame hablar -le dice ella-.
Te he dicho que vengas porque quiero decirte algo. Algo que llevo guardando durante demasiado tiempo. Tienes que saber que desde que llegaste el primer día al instituto, no he podido dejar de pensar en ti.
También quiero que sepas que cada vez que te veía mal es como si me clavasen mil espadas en el corazón.
Pero yo a tus ojos soy una chica invisible, así que nunca hubieras querido hablar con la rara del instituto. Porque tú eras el popular, y yo la friki, y dos personas así jamas podrían estar juntas.
No soy una chica de gran físico ni tan guapas como las tías esas pijas con las que vas, pero lo que si te puedo asegurar es que ellas jamás podrían sentir por ti, lo que yo siento.
Y por último quiero que sepas que te quiero. Con toda mi alma y mi corazón, fue tuyo desde el primer momento que te vi.
La chica acaba de hablar y lágrimas vuelven a caer por su rostro.
Él no sabe que decir, lo ha cogido por sorpresa. Y nadie le había dicho antes que le quería, nadie.
Y su reacción fue irse, alejarse de ella, por miedo, vergüenza...
La chica se queda allí mirando como se va alejando de ella, de su vida, de aquel parque, de todo.
Vuelve de su pensamiento, rota de dolor por lo que paso aquel 5 de enero. Y se lamenta, lamenta haberle dicho todas esas cosas, nunca debió, no tenia derecho.
Sigue andando, y se adentra por otro pasillo y a lo lejos ve a alguien, pero no sabe de quien se trata. Sigue andando y lo ve a él, al mismo chico que huyo cuando ella le confeso lo que sentía.
Y se van acerando cada vez mas, con sus miradas puestas el uno en el otro. Ella pasa por su lado, pero en ese instante él, la coge de la mano para detenerla.
Espera -dice él-. Tengo algo que decirte. Creo que te mereces una respuesta por todo lo que me dijiste hace diez días en aquel parque. Siento muchísimo haber huido de ti, pero tenia miedo. Tengo miedo, miedo de enamorarme, de tener que ser dependiente. Quiero que sepas que lo que me dijiste es lo más bonito que me han dicho en toda mi vida, nunca me habían dicho que me querían. Me has enseñado a querer, a que este corazón vuelva a latir como hacia tiempo no latía. Hace mucho tiempo que yo no me siento querido por nadie, y me había vuelto insensible, frío y tengo miedo. Porque me has devuelto una parte de mi que hacia tiempo que tenia dormida. Me has devuelto el corazón. Y gracias a ti ya no me siento solo, y no quiero huir nunca mas. -dice él-.
Cuando acaba de hablar unas lágrimas caen por el rostro del chico.
Se van acercando más y más el uno al otro hasta que sus labios se vuelven uno. Al igual que el corazón de los dos.
Gracias por enseñarme lo que es querer y ser querido. Te amo. Gracias por demostrarme que puedo volver a sentir. Gracias por devolverme a la vida.